UN ARTICULO INTERESANTE NECESARIO LEERLO
TODO .
¿QUÉ ES EL SENTIDO DE LA VIDA?
Publicado por Juan Emilio Drault | 22 Nov 2006 | La felicidad, Sentido de vida
El sentido de vida podría decirse es la estrella que nos guía en el camino de la vida. Esa
que nos permite darle una dirección para orientar nuestra acción en el mundo
aún cuando los accidentes y los acontecimientos nos desvíen, permitiéndonos
sostener o reencauzar nuestra coherencia interna y, por ende, nuestro bienestar
físico, mental, emocional y social.
¿QUÉ
RELACIÓN TIENE LA COHERENCIA CON EL SENTIDO DE VIDA?
La
coherencia tiene relación con alinear internamente en una misma dirección lo
que pensamos, lo que sentimos y lo que finalmente hacemos en el mundo, tanto
para nosotros mismos como para los demás. Si esa acción en el mundo es
coherente y conectada con un sentido de vida positivo y más elevado, creará
como resultado un progresivo y sostenido estado interno de orden y de
bien-estar que reforzará nuestro propósito como personas. Ese bienestar, aún
cuando pueda verse comprometido por diversas circunstancias, será una
construcción, una base interna y externa (familia, pareja, amigos, compañeros)
cada vez más sólida que nos sostendrá en los malos momentos e impulsará en los
buenos.
¿QUÉ
TIENE QUE VER EL SENTIDO DE VIDA CON LA FELICIDAD?
Como
resultado de tener un sentido de vida, una coherencia interna lo más alineada
posible entre el pensar, el sentir y el actuar, así como un sistema de
relaciones interpersonales en crecimiento (pareja, amigos, compañeros, hijos,
familia), vivenciaremos un progresivo y sostenido estado de felicidad. Una
felicidad que no es estática sino que se construye, refuerza y retroalimenta,
en un trabajo contínuo. Por esto es importante meditar regularmente sobre el
avance de la felicidad o el sufrimiento en uno y nuestros afectos más cercanos
como una forma de medir nuestra alineación o desvío del sentido de nuestra
vida.
¿QUÉ
PASA SI NO CREO EN LA EXISTENCIA O NECESIDAD DE UN SENTIDO DE VIDA?
Creer o no
creer en la existencia de un sentido o un propósito es una decisión
exclusivamente personal, y más allá de dejar esto en el simplismo de creer o no
creer, lo recomendable es animarse a probar cómo es vivir con un sentido o sin
ninguno en particular. No todo esta dicho, ni esto aquí escrito es algún tipo
de dogma. Muy por el contrario hay quienes encuentran en un momento de su vida
la felicidad en la ausencia total de un sentido, y en un devenir en función de
lo que el mundo les propone. Aún así, es importante no cerrarse a una u otra
opción, sino estar siempre atentos a meditar si a medida que pasa el tiempo
crece en nosotros y nuestros seres queridos la felicidad o el sufrimiento. Así
entonces, puede ser que para un momento de nuestra vida el sin sentido nos
provea un tipo de felicidad, pero en otro, nos enfrente a la necesidad
encontrar un sentido que nos brinde orientación y dirección una vez agotada esa
etapa vital del sin sentido. Entender que se puede sin problemas pasar de uno a
otro y que la vida requiere múltiples estrategias a medida que crecemos y evolucionamos,
incluso cambiar de sentido, o tener más de uno, es entender que somos seres
complejos y que merecemos cuidarnos y auto-observarnos constantemente.
¿POR
QUÉ A VECES UN SENTIDO DE VIDA PRODUCE SUFRIMIENTO?
A medida que
avanzamos en la búsqueda de ese sentido de vida que nos llene internamente,
puede suceder que tomemos un objetivo y lo elevemos al nivel de sentido de
vida. Ejemplo de esto es un viaje, comprar una casa, casarnos o tener hijos.
Sentidos que no son menos importantes pero que estan expuestos a dos
situaciones potencialmente sufrientes. La primera, a que un accidente (en
sentido amplio) nos lo eleje o arrebate. La segunda, a que una vez conseguido
se presente nuevamente el vacío existencial. De ahí que un sentido de vida que
no sea suficientemente elevado se podría vivir como un sentido provisional. O
sea, un propósito temporal o provisorio, que luego pierde sustento una vez
conseguido. Por esto es que un sentido de vida no provisional es uno que
podríamos describirlo como elevado, como una síntesis de una idea que ha sido
purificada y llevada a su mínima expresión. Un ejemplo como el de “superar el
dolor y el sufrimiento” o “aportar lo mejor de mi al mundo para humanizarlo”.
¿POR
QUÉ SE SUFRE A PESAR DE TENER UN NUEVO SENTIDO DE VIDA MÁS ELEVADO?
El
sufrimiento es parte ineludible de nuestro paso por el mundo como seres
empáticos y sociales que somos. La vida nos pondrá ante desafíos donde el
sufrimiento estará presente en uno o varias de las decisiones a tomar y
experiencias vividas. Pero en tanto y en cuanto tengamos la fortaleza y la
unidad interna necesaria podremos de alguna forma ser capaces de “mirar a los
ojos” a ese sufrimiento y enfrentarlo para así entonces superarlo. Lo contrario
sería evadirse, sea por la vía que sea, desde las adicciones hasta la negación,
entrando en una espiral descendente. Por otra parte el sufrimiento, por
contraste, nos permite entender, detectar y valorar aún más la felicidad y el
bienestar creciente que tengamos o vayamos consiguiendo. No digo que esta bien
aceptar y abrazar el sufrimiento como una forma de estar constante y
resignadamente en el mundo, sino de aprovecharlo cuando se presente como una
herramienta de crecimiento y reflexión. Evolucionar y hacerlo para reforzar la
unidad interna. Superar el dolor y el sufrimiento al que nos enfrentamos en
distitas etapas es un potencial sentido de vida elevado. Pero nuestra vida
siempre trae aparejada situaciones no elegidas que fueron vividas como
sufrientes y grabadas como tal en nuestra memoria. Tanto porque las recordemos
como porque las neguemos, allí están, y nos crearán condicionamientos de
distintos tipos como por ejemplo temores. Resolver estas situaciones sufrientes
o traumáticas es también parte de la desactivación de una serie de sufrimientos
internos que pueden atentar contra las propias bases de nuestra nueva
construcción aún cuando esté basada en un mejor y más elevado sentido de vida.
El riesgo estará latente en tanto y en cuanto no atendamos y desactivemos esa
suerte de bomba interna asociada a memorias y experiencias sufrientes o
traumáticas del pasado.
¿CUÁLES
SON LAS VÍAS DEL SUFRIMIENTO? ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ENTENDERLAS Y SU RELACIÓN
CON EL SENTIDO DE LA VIDA?
Las vías del
sufrimiento psicológico o mental son tres. Memoria (pasado), percepción
(presente) e imaginación (futuro). Estas tres vías internas funcionan como
espejos enfrentados. Imaginemos que estamos al centro del triángulo de espejos
que forman la memoria, la percepción y la imaginación. Lo que se refleja en un
espejo se multiplicará en los otros infinitamente en los demás. Así una mala
experiencia del pasado no superada teñirá la percepción del presente y la
imaginación del futuro. Una negativa percepción del presente condicionará
nuestra selección de recuerdos y se proyectará al futuro. Una mala visión del
futuro condicionará toda percepción de la realidad actual y teñirá la memoria
selectiva del pasado.
La situación
personal respecto al sentido de la vida condiciona el funcionamiento de estas
vías que pueden ser muy poderosas estando en positivo, como muy destructivas en
negativo. De ahí la importancia de trabajar sobre el descubrimiento y
fortalecimiento del sentido y sobre el bien-estar interno, porque esto
impactará positivamente en el funcionamiento de nuestra memoria, percepción e
imaginación, tanto en nuestra vida diaria como en lo que proyectemos para el
futuro.
¿QUE
RELACIÓN TIENE LA UNIDAD INTERNA CON EL SENTIDO DE LA VIDA?
Lanzarse
hacia un futuro mejor buscando construir una vida más plena, o un mundo más
humano, requiere impulsarse desde una suerte de plataforma interna. Si esa
plataforma es sólida el impulso será potente y de largo aliento. Si esa
plataforma estuviera resquebrajada el impulso podría incluso pulverizarla
dejándonos en el vacío interno. Esa plataforma se refiere a la unidad o
fragmentación de nuestra vida pasada, de nuestra psiquis, de nuestra síntesis
de todo lo vivido hasta el momento actual previo a decidirnos por impulsar un
cambio importante y positivo en nuestra vida y en la de quienes nos rodean.
Las
experiencias sufrientes y traumáticas del pasado evitan la unidad, mientras que
las experiencias y memorias positivas, o bien positivizadas, del pasado crean
unidad y progresivo orden interno.
También los
juicios de valor negativos y auto-flagelantes sobre nuestras decisiones y
acciones pasadas evitan o rompen la unidad. Mientras que los juicios de valor
positivos que realicemos -entendiendo el contexto en el que nuestras decisiones
se vieron condicionadas por diversos factores sean propios o ajenos- crean
unidad a partir de la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
La
incapacidad de expresar y compartir con otros esos momentos sufrientes del
pasado evitan la unidad cargando o sosteniendo la carga negativa de esa
memoria. Toda chance de compartir y analizar con otra persona esas memorias
negativas que sin herirnos ni juzgarnos pueda empatizar con nuestra historia
para permitirnos sacarla a la luz, crea unidad.
El maltrato
al cuerpo como forma de evadir las grandes decisiones de fondo evita o
condiciona la unidad, mientras que el cuidado del cuerpo y la búsqueda de un
equilibrio es parte clave del camino de la superación del dolor físico y el
sufrimiento mental.
Las acciones
en el presente carentes de toda coherencia entre el pensar, sentir y actuar
impiden o rompen la unidad, mientras que el esfuerzo por tomar mejores
decisiones alineando positiviamente lo que se piensa, se siente y se hace
produce y fortalece la unidad interna en las acciones del día a día. A estas
acciones con coherencia interna que producen un bienestar se las puede
denominar como “actos unitivos”.
¿QUE
SIGNIFICA SINTETIZAR EL PASADO?
Es
importante rescatar todo lo positivo que nos han dado, todo el esfuerzo que la
familia ha aplicado en nosotros (aún entre sus condiciones y limitantes). Las
familias nunca son perfectas, los padres y los padres de nuestros padres son
gran parte de nuestra herencia, tanto genética como actitudinal, y tan importante
como sintetizar nuestro sentido de vida es sintetizar nuestro pasado para sacar
la mejor conclusión posible, una conclusión positiva a pesar de los avatares
que nos hayan tocado vivir. De lo contrario puede resultar difícil proyectarse
hacia el futuro y buscar, con mayor libertad y liviandad de ‘equipaje interno’
un sentido de vida que nos succione hacia ese futuro que debemos sentirlo
abierto, lo más abierto posible. Por el contrario, una mala síntesis del pasado
teñirá nuestro futuro y lo cerrará, u opacará, haciendo de esta tarea un camino
escabroso. Si este último es tu caso o el de una persona cercana, es posible
que haga falta pedir ayuda, y hablar mucho de todos estos ‘nudos biográficos’.
Los
problemas del pasado, de esa ‘mochila interna’, no pierden peso específico por
negarlos o pretender olvidarlos. Pierden poder sobre nosotros al comprenderlos
en su raíz, al reconciliarnos con nosotros mismos y las personas involucradas.
No debieramos auto-flagelarnos ante los errores cometidos porque estabamos
entre condiciones que debemos descubrir. Tampoco buscar culpables afuera.
Debemos abstraernos, quitarle carga emocional, mirar toda la situación, todo el
cuadro, con la mayor amplitud que nos sea posible, intentando a su vez perdonar
a aquellos que nos produjeron un daño que condujo a un condicionamiento en el
presente.
Si nuestro
pasado lo entendemos como nuestra plataforma de lanzamiento hacia el futuro y
hacia ese sentido de vida más elevado, cuanta mayor sea la unidad interna mayor
será la capacidad de sostener ascendentemente nuestra acción en el mundo.
Podemos resolver el pasado mientras actuamos ahora, absolutamente. No es una
cuestión de “el huevo o la gallina”. Mientras avanzamos iremos curando,
entendiendo, analizando y llevando luz a aquellas áreas oscuras o fragmentadas
de nuestro pasado. Hay personas de todos los tipos, y habrá quienes puedan
bloquear sus peores momentos del pasado y aún así descubrir y llevar adelante
un sentido de vida que los complete. Para muchos, no será posible, y ahí la
meditación así como el hablar y contar repetidamente esas situaciones dolorosas
del pasado a cuanta persona nos preste el oído ayudará a quitarle esa carga
negativa.
UNA
BREVE SÍNTESIS Y ANÁLISIS DEL CONTEXTO QUE NOS TOCA VIVIR
Entendiendo
que la violencia interna, interpersonal y social hacen mella constante sobre
nuestra propia construcción como individuos, como familia y comunidad, es que
no podemos abstraernos del complejo contexto que nos toca vivir. A pesar de
todas estas complejidades y situaciones es posible constuir y aportar un cambio
positivo en el mundo.
Es
importante entender que somos seres sociales viviendo en comunidad, y que no
podemos abstraernos de nuestro medio social. Por esta razón es posible que
tropecemos en esta construcción interna y externa múltiples veces. Algunas por
errores propios, pero muchas otras por situaciones que escapan a nuestras
decisiones y control. Por eso es altamente importante ser, para con nosotros
mismos, los mejores amigos posibles, tratándonos bien, amablemente, tenernos
paciencia, y buscar tiempo y espacio para meditar sobre nuestra vida y la
dirección que estuviera tomando.
Recordemos
siempre preguntarnos si a medida que pasa el tiempo crece crece la felicidad o
el sufrimiento en nosotros y en quienes nos rodean.
Y no olvidemos que dar es tanto o más importante que recibir. Gran
parte de la unidad interna tiene relación con el dar y con la coherencia que
provee la “regla de oro”
de tratar a los demás como quisieramos ser tratados.
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mundo más humano y menos violento.
Un fuerte abrazo! Juan E.
Drault
Bibliografía: muchos conceptos vertidos en este artículo surgen de las lecturas
y prácticas propuestas en las obras de Mario Luis Rodriguez Cobos (Silo).
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