lunes, 17 de mayo de 2010

Vidas sin sentido: ¿hacia dónde caminamos?


12.05.10. 22:53. http://blogs.periodistadigital.com/unminutoparaelencuentro.php/2010/05/12/p270997#more270997

El ser humano siempre ha buscado algo sólido a lo que poder aferrarse a lo largo de la vida, un aliciente en el que apoyarse en momentos de desesperanza y soledad. En esa búsqueda hay veces que la desesperación lleva a buscar algo que no encuentra, porque en el fondo de sí, no sabe lo que busca. Es como, por poner un ejemplo, un jinete que decide montar su precioso caballo blanco a pelo, es decir: sin silla. Es un caballo desbocado que no está acostumbrado a que nadie le monte porque se siente libre. El jinete se agarra desesperadamente a las crines para intentar no caerse, pero alguien lo ve pasar como un rayo y le pregunta: ¿A dónde vas tan deprisa? El jinete responde: no lo sé, pregúntaselo a mi caballo… ¿Así nos pasa a nosotros, cuantas veces no sabemos ser dueños de nuestra propia vida y permitimos que sean otros quien la conduzca? Siente insatisfacción, corre sin saber donde ir. El jinete no lo sabe, pero tampoco lo sabe nuestro caballo…

¿Con quien de los dos nos sentimos más identificados?

Esto nos lleva a la necesidad de probar nuevas experiencias y esas, a veces, suelen ser como “la manzana de Eva”, pero ¿Cuál es la manzana en esta sociedad? Podríamos intentar ponerle un nombre: poder, abuso de menores, dinero, exclusión ¿seguimos nombrando?

Somos seres limitados y no parece que caigamos en la cuenta de ello, malgastamos nuestra corta o larga vida en juzgar, criticar, gritar…

Sería bueno que no nos conformásemos con pequeños sucedáneos malgastando nuestra vida inútilmente. Cuesta entender que aún en eso que llamamos “tercera edad”, haya personas que siguen buscando un sentido a su vida, un por qué de ella. No han sabido o la vida no les ha dado la oportunidad de poder madurar, situarse en ella, saber en que momento se encuentran… Una vez más, la pregunta: ¿nos sentimos caballos o jinetes?

martes, 11 de mayo de 2010

Los mexicanos y argentinos entre los más felices, según estudio de Coca Cola


martes 11 de mayo, 02:36 PM
Nueva York, 11 may (EFE).- Los mexicanos y los argentinos destacan entre los ciudadanos más felices, según un estudio realizado por Coca Cola en 16 países y del que se deduce que una de las claves de la felicidad es el contacto entre personas.
El mayor fabricante de bebidas del mundo difundió hoy los resultados de este estudio, con el que se pretendía estudiar qué implica ser feliz en diferentes países y qué factores son comunes a todas las nacionalidades.
"Pese al rápido crecimiento del mundo virtual, el contacto humano gana sin el menor esfuerzo cuando se trata de felicidad", asegura la compañía estadounidense, que ha deducido que, de los 16 países estudiados, los mayores índices de felicidad se dan, por este orden, en México, Filipinas, Argentina, Sudáfrica, Rumanía y EE.UU.
También se realizaron encuestas en Italia, Bélgica, Rusia, España, Francia, China, Reino Unido, Turquía, Bulgaria y Brasil.
El 77% de las 12.500 personas entrevistadas en esos países coincide en que el contacto físico con padres y familiares es una fuente de felicidad más potente que cualquier alternativa virtual.
El 39% considera que una de las cosas más placenteras del día es quedar por la tarde con algún ser querido, el 22% cree que lo es comer con la familia y el 17% apuesta por charlar con amigos y compañeros.
Esos porcentajes contrastan con otras opciones como ver la televisión (elegida por el 14% de los encuestados), contactar online con otra gente (5%) o recibir el primer mensaje de texto del día en el teléfono móvil (2%).
"Aunque es importante tener suficiente dinero para vivir, los ingresos son un factor casi irrelevante para ser feliz. Sin relaciones personales, amor, familia o amigos, la mayor parte de la gente no estará contenta y ninguna cantidad de dinero podrá rellenar ese hueco", asegura el sociólogo especializado en cuestiones relacionadas con la felicidad Richard Stevens, quien ha colaborado en la interpretación de los resultados de este estudio.
En un comunicado de prensa el vicepresidente de Marcas de Coca Cola en Norteamérica, Bill Kelly, resume que "estar en contacto con amigos y familia sigue siendo una importante fuente de felicidad para la gente de todo el mundo, con independencia de sus nacionalidades".
Además, y pese a las dificultades económicas que atraviesan muchos países, dos tercios de los encuestados asegura estar satisfecho con su vida.
Según los resultados del estudio, más de uno de cada tres encuestados (38%) dice sentirse feliz cuando sale una noche con sus amigos y uno de cada cinco (22%) aboga por dar o recibir un cálido abrazo.
En Estados Unidos se observa que las mujeres son más propensas a sentirse felices ante un abrazo que los hombres (23% frente al 15% respectivamente), así como a recurrir a las compras (14% frente a 4%).
Entre los adolescentes estadounidenses, la música también es un factor a tener en cuenta, ya que el 22% menciona esta afición como detonante de los momentos más felices del día.
En general, viajar por el mundo es uno de los factores que más eligen los encuestados como posible fuente de felicidad (37%), seguido de ayudar a otros en labores de voluntariado (26%) y encontrar el amor de sus vidas (12%).
"La fama de por sí no es un factor básico para ser feliz. La verdadera felicidad depende mucho más de nuestra percepción de nosotros mismos y del contacto con otra gente, especialmente a través del amor, el cuidado y la amabilidad", asegura Stevens.
Además, y según destacan los responsables de Coca Cola, el hecho de tomar una de sus bebidas es algo que el 56% de los encuestados asegura hacerles sonreír.

domingo, 9 de mayo de 2010

Depender de la persona que se ama.

Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados
irracionalmente. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño ... desinteresado y generoso, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación. 
Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona "amada", un simple apéndice. Cuando la dependencia es mutua, el enredo es funesto. "Mi existencia no tiene sentido sin ella", "Vivo por y para él", "Ella lo es todo para mí", "El es lo más importante de mi vida", "No se qué haría sin ella", "Si él me faltara, me mataría", "Te idolatro", "Te necesito", en fin, la lista de este tipo de expresiones y "declaraciones de amor" es interminable y bastante conocida. En más de una ocasión las hemos recitado, cantado, escrito o, simplemente, han brotado  pudor alguno de un corazón palpitante y deseoso de comunicar afecto.
Pensamos que estas afirmaciones son muestras del más puro e incondicional de los sentimientos. De manera contradictoria, la tradición ha pretendido inculcarnos un paradigma distorsionado y pesimista:
el auténtico amor, irremediablemente, debe estar infectado de adicción. Un absoluto disparate. No importa cómo se quiera plantear, la obediencia debida, la adherencia y la subordinación que caracterizan al estilo dependiente, no son lo más recomendable.
La epidemiología del apego es abrumante. En muchos casos, pese a lo nocivo de la relación, las personas son incapaces de ponerle fin. En otros, la dificultad reside en una incompetencia total para resolver el abandono o la pérdida afectiva. Es decir: o no se resignan a la ruptura o permanecen, inexplicable y obstinadamente, en una relación que no tiene ni pies ni cabeza. "El sentimiento de amor" es la variable más importante de la ecuación interpersonal amorosa, pero no es la única. Una buena relación de pareja también debe fundamentarse en el respeto, la comunicación sincera, el humor, la sensibilidad, y cien adminículos más de supervivencia afectiva.
Walter Risso - Amar o dependerVer más