EL EXISTENCIALISMO
El nombre
existencialismo proviene del latín exsistere, que significa
"sobresalir" o "surgir", y el enfoque existencial se
centra en el ser humano, en la forma en que está surgiendo y transformándose.
Movimiento
filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y la
elección individual, que gozó de gran influencia en distintos escritores de los
siglos XIX y XX.
Debido a la
diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede
ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas
comunes a todos los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere
un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual
concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad
individual y los conflictos de la elección.
La mayoría
de los filósofos desde Platón han mantenido que el bien ético más elevado es el
mismo para todos: en la medida en que uno se acerca de la perfección moral, se
parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés
del siglo XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de
existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más
elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como
escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera
para mí
la idea por la que pueda vivir o
morir".
Otros
escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de
que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales,
objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un
juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no
se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las
decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche
sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser
consideradas como situaciones morales.
Todos los
existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la
acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han
insistido, por tanto, en que la experiencia personal y actuar según las
convicciones propias son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la
comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa
situación es más alta que la del observador indiferente, (objetivo). Este
énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los
existencialistas sean "suspicaces" respecto al razonamiento
sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron,
de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y
prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas
literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede
decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido
de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad
racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más
importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han
sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche,
por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la
mayoría una ficción práctica, una entelequia.
Tal vez el
tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La
primera característica del ser humano, según la mayoría de los
existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen
que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como
tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman
su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés del siglo XX
Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección
es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso
la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva
compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los
individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo
y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.
Kierkegaard
mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo
de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que
llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada
individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La
palabra angustia posee un papel decisivo similar en el trabajo del filósofo
alemán del siglo XX Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del
individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación
última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de
Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el
individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el
reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre
en cada momento.
En el
pasado, la filosofía occidental ha buscado por tradición la esencia del ser,
los principios y leyes inmutables que se cree gobiernan la existencia. Las
matemáticas son la forma más pura de este enfoque. En al Psicología, la actitud
esencialista se expresa en el esfuerzo por entender a los seres humanos en
términos de fuerzas, impulsos y reflejos condicionados. Los existencialistas
sostienen que una ley puede ser escrita y aún así no ser real. "Dos
unicornios más otros dos unicornio es igual a cuatro unicornios" es una
afirmación lógica verdadera pero no habla de nada que sea real.
El
existencialismo busca salvar la brecha entre lo que es cierto de manera
abstracta y lo que es real de modo existencial.
La actitud
existencial puede ser una postura desconcertante que desafía una definición
simple.
Los
existencialistas sugieren que no hay verdad o realidad para nosotros como seres
humanos excepto en la medida en que participamos en ella, somos conscientes de
ella y tenemos alguna relación con esta realidad.
El conocimiento no es un hecho del pensamiento sino un acto del hacer. Los existencialistas no necesariamente descartan las esencias, pero
"la existencia precede a la esencia". En otras palabras no se niega
la validez de conceptos tales como el condicionamiento o los impulsos; tan sólo
se señala que no se puede denominar de manera adecuada a una persona con esa
base, debido a que al intentarlo se termina hablando de abstracciones en vez de
la persona viviente. Está bien tener conceptos, pero se debe reconocer que sólo
son herramientas y no sustitutos de la persona viviente. Por tanto, cuando se
usan conceptos, se debe dejar claro que se están abstrayendo de la persona
viviente y que no se está hablando acerca del individuo real.
El enfoque
existencialista no es anticientífico. Surge de un deseo de ser más empírico (y
no menos), pero exhorta a una mayor amplitud de la metodología científica.
Contrarios
al enfoque convencional del científico en el que lo más complejo es explicado
por lo más simple, los existencialistas creen que un enfoque reduccionista es
erróneo y que lo "más simple puede ser entendido y explicado sólo en
términos de lo más complejo" ( May, 1969). Cuando surge un nivel nuevo de
complejidad, se vuelve crucial para el entendimiento de las formas que lo
precedieron. Lo que hace ser caballo a este animal no es lo que comparte con
los organismos de los que evolucionó, sino lo que constituye su
"caballosidad" distintiva.
La ciencia,
por consiguiente, debe buscar las características que distingan a lo que está
tratando de entender, a saber, el ser humano.
La
perspectiva existencialista lleva la investigación a un nivel más profundo para
observar la estructura en la que están arraigados esos conceptos. Busca
desarrollar una ciencia empírica que atienda el conjunto del conocimiento de lo
que significa ser humano. Como tal, busca la unidad de la persona antes que cualquier
división entre sujeto contra objeto, cuerpo contra mente, naturaleza contra
crianza, o cualquier otra dimensión conceptual "uno y otro". Se
pregunta lo que significa ser y existir bajo estas condiciones psicológicas,
culturales e históricas particulares.
Informe realizado
por Claudio Ortega Jorquera (2002)