jueves, 6 de abril de 2017




EL EXISTENCIALISMO
El nombre existencialismo proviene del latín exsistere, que significa "sobresalir" o "surgir", y el enfoque existencial se centra en el ser humano, en la forma en que está surgiendo y transformándose.
Movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección individual, que gozó de gran influencia en distintos escritores de los siglos XIX y XX.
Temas principales
Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes a todos los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.
La mayoría de los filósofos desde Platón han mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca de la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí la idea por la que pueda vivir o morir".
Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales.
Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y actuar según las convicciones propias son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más alta que la del observador indiferente, (objetivo). Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean "suspicaces" respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.
Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés del siglo XX Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.
Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La palabra angustia posee un papel decisivo similar en el trabajo del filósofo alemán del siglo XX Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento.

La actitud Existencial
En el pasado, la filosofía occidental ha buscado por tradición la esencia del ser, los principios y leyes inmutables que se cree gobiernan la existencia. Las matemáticas son la forma más pura de este enfoque. En al Psicología, la actitud esencialista se expresa en el esfuerzo por entender a los seres humanos en términos de fuerzas, impulsos y reflejos condicionados. Los existencialistas sostienen que una ley puede ser escrita y aún así no ser real. "Dos unicornios más otros dos unicornio es igual a cuatro unicornios" es una afirmación lógica verdadera pero no habla de nada que sea real.
El existencialismo busca salvar la brecha entre lo que es cierto de manera abstracta y lo que es real de modo existencial.
La actitud existencial puede ser una postura desconcertante que desafía una definición simple.
Los existencialistas sugieren que no hay verdad o realidad para nosotros como seres humanos excepto en la medida en que participamos en ella, somos conscientes de ella y tenemos alguna relación con esta realidad.
El conocimiento no es un hecho del pensamiento sino un acto del hacer. Los existencialistas no necesariamente descartan las esencias, pero "la existencia precede a la esencia". En otras palabras no se niega la validez de conceptos tales como el condicionamiento o los impulsos; tan sólo se señala que no se puede denominar de manera adecuada a una persona con esa base, debido a que al intentarlo se termina hablando de abstracciones en vez de la persona viviente. Está bien tener conceptos, pero se debe reconocer que sólo son herramientas y no sustitutos de la persona viviente. Por tanto, cuando se usan conceptos, se debe dejar claro que se están abstrayendo de la persona viviente y que no se está hablando acerca del individuo real.
El enfoque existencialista no es anticientífico. Surge de un deseo de ser más empírico (y no menos), pero exhorta a una mayor amplitud de la metodología científica.
Contrarios al enfoque convencional del científico en el que lo más complejo es explicado por lo más simple, los existencialistas creen que un enfoque reduccionista es erróneo y que lo "más simple puede ser entendido y explicado sólo en términos de lo más complejo" ( May, 1969). Cuando surge un nivel nuevo de complejidad, se vuelve crucial para el entendimiento de las formas que lo precedieron. Lo que hace ser caballo a este animal no es lo que comparte con los organismos de los que evolucionó, sino lo que constituye su "caballosidad" distintiva.
La ciencia, por consiguiente, debe buscar las características que distingan a lo que está tratando de entender, a saber, el ser humano.
La perspectiva existencialista lleva la investigación a un nivel más profundo para observar la estructura en la que están arraigados esos conceptos. Busca desarrollar una ciencia empírica que atienda el conjunto del conocimiento de lo que significa ser humano. Como tal, busca la unidad de la persona antes que cualquier división entre sujeto contra objeto, cuerpo contra mente, naturaleza contra crianza, o cualquier otra dimensión conceptual "uno y otro". Se pregunta lo que significa ser y existir bajo estas condiciones psicológicas, culturales e históricas particulares.
Informe realizado por Claudio Ortega Jorquera (2002)






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¿QUÉ ES EL SENTIDO DE LA VIDA?
Publicado por Juan Emilio Drault | 22 Nov 2006 | La felicidadSentido de vida 

El sentido de vida podría decirse es la estrella que nos guía en el camino de la vida. Esa que nos permite darle una dirección para orientar nuestra acción en el mundo aún cuando los accidentes y los acontecimientos nos desvíen, permitiéndonos sostener o reencauzar nuestra coherencia interna y, por ende, nuestro bienestar físico, mental, emocional y social.
¿QUÉ RELACIÓN TIENE LA COHERENCIA CON EL SENTIDO DE VIDA?
La coherencia tiene relación con alinear internamente en una misma dirección lo que pensamos, lo que sentimos y lo que finalmente hacemos en el mundo, tanto para nosotros mismos como para los demás. Si esa acción en el mundo es coherente y conectada con un sentido de vida positivo y más elevado, creará como resultado un progresivo y sostenido estado interno de orden y de bien-estar que reforzará nuestro propósito como personas. Ese bienestar, aún cuando pueda verse comprometido por diversas circunstancias, será una construcción, una base interna y externa (familia, pareja, amigos, compañeros) cada vez más sólida que nos sostendrá en los malos momentos e impulsará en los buenos. 
¿QUÉ TIENE QUE VER EL SENTIDO DE VIDA CON LA FELICIDAD?
Como resultado de tener un sentido de vida, una coherencia interna lo más alineada posible entre el pensar, el sentir y el actuar, así como un sistema de relaciones interpersonales en crecimiento (pareja, amigos, compañeros, hijos, familia), vivenciaremos un progresivo y sostenido estado de felicidad. Una felicidad que no es estática sino que se construye, refuerza y retroalimenta, en un trabajo contínuo. Por esto es importante meditar regularmente sobre el avance de la felicidad o el sufrimiento en uno y nuestros afectos más cercanos como una forma de medir nuestra alineación o desvío del sentido de nuestra vida.
¿QUÉ PASA SI NO CREO EN LA EXISTENCIA O NECESIDAD DE UN SENTIDO DE VIDA?
Creer o no creer en la existencia de un sentido o un propósito es una decisión exclusivamente personal, y más allá de dejar esto en el simplismo de creer o no creer, lo recomendable es animarse a probar cómo es vivir con un sentido o sin ninguno en particular. No todo esta dicho, ni esto aquí escrito es algún tipo de dogma. Muy por el contrario hay quienes encuentran en un momento de su vida la felicidad en la ausencia total de un sentido, y en un devenir en función de lo que el mundo les propone. Aún así, es importante no cerrarse a una u otra opción, sino estar siempre atentos a meditar si a medida que pasa el tiempo crece en nosotros y nuestros seres queridos la felicidad o el sufrimiento. Así entonces, puede ser que para un momento de nuestra vida el sin sentido nos provea un tipo de felicidad, pero en otro, nos enfrente a la necesidad encontrar un sentido que nos brinde orientación y dirección una vez agotada esa etapa vital del sin sentido. Entender que se puede sin problemas pasar de uno a otro y que la vida requiere múltiples estrategias a medida que crecemos y evolucionamos, incluso cambiar de sentido, o tener más de uno, es entender que somos seres complejos y que merecemos cuidarnos y auto-observarnos constantemente.
¿POR QUÉ A VECES UN SENTIDO DE VIDA PRODUCE SUFRIMIENTO?
A medida que avanzamos en la búsqueda de ese sentido de vida que nos llene internamente, puede suceder que tomemos un objetivo y lo elevemos al nivel de sentido de vida. Ejemplo de esto es un viaje, comprar una casa, casarnos o tener hijos. Sentidos que no son menos importantes pero que estan expuestos a dos situaciones potencialmente sufrientes. La primera, a que un accidente (en sentido amplio) nos lo eleje o arrebate. La segunda, a que una vez conseguido se presente nuevamente el vacío existencial. De ahí que un sentido de vida que no sea suficientemente elevado se podría vivir como un sentido provisional. O sea, un propósito temporal o provisorio, que luego pierde sustento una vez conseguido. Por esto es que un sentido de vida no provisional es uno que podríamos describirlo como elevado, como una síntesis de una idea que ha sido purificada y llevada a su mínima expresión. Un ejemplo como el de “superar el dolor y el sufrimiento” o “aportar lo mejor de mi al mundo para humanizarlo”.                                              
¿POR QUÉ SE SUFRE A PESAR DE TENER UN NUEVO SENTIDO DE VIDA MÁS ELEVADO?
El sufrimiento es parte ineludible de nuestro paso por el mundo como seres empáticos y sociales que somos. La vida nos pondrá ante desafíos donde el sufrimiento estará presente en uno o varias de las decisiones a tomar y experiencias vividas. Pero en tanto y en cuanto tengamos la fortaleza y la unidad interna necesaria podremos de alguna forma ser capaces de “mirar a los ojos” a ese sufrimiento y enfrentarlo para así entonces superarlo. Lo contrario sería evadirse, sea por la vía que sea, desde las adicciones hasta la negación, entrando en una espiral descendente. Por otra parte el sufrimiento, por contraste, nos permite entender, detectar y valorar aún más la felicidad y el bienestar creciente que tengamos o vayamos consiguiendo. No digo que esta bien aceptar y abrazar el sufrimiento como una forma de estar constante y resignadamente en el mundo, sino de aprovecharlo cuando se presente como una herramienta de crecimiento y reflexión. Evolucionar y hacerlo para reforzar la unidad interna. Superar el dolor y el sufrimiento al que nos enfrentamos en distitas etapas es un potencial sentido de vida elevado. Pero nuestra vida siempre trae aparejada situaciones no elegidas que fueron vividas como sufrientes y grabadas como tal en nuestra memoria. Tanto porque las recordemos como porque las neguemos, allí están, y nos crearán condicionamientos de distintos tipos como por ejemplo temores. Resolver estas situaciones sufrientes o traumáticas es también parte de la desactivación de una serie de sufrimientos internos que pueden atentar contra las propias bases de nuestra nueva construcción aún cuando esté basada en un mejor y más elevado sentido de vida. El riesgo estará latente en tanto y en cuanto no atendamos y desactivemos esa suerte de bomba interna asociada a memorias y experiencias sufrientes o traumáticas del pasado.
¿CUÁLES SON LAS VÍAS DEL SUFRIMIENTO? ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ENTENDERLAS Y SU RELACIÓN CON EL SENTIDO DE LA VIDA?
Las vías del sufrimiento psicológico o mental son tres. Memoria (pasado), percepción (presente) e imaginación (futuro). Estas tres vías internas funcionan como espejos enfrentados. Imaginemos que estamos al centro del triángulo de espejos que forman la memoria, la percepción y la imaginación. Lo que se refleja en un espejo se multiplicará en los otros infinitamente en los demás. Así una mala experiencia del pasado no superada teñirá la percepción del presente y la imaginación del futuro. Una negativa percepción del presente condicionará nuestra selección de recuerdos y se proyectará al futuro. Una mala visión del futuro condicionará toda percepción de la realidad actual y teñirá la memoria selectiva del pasado.
La situación personal respecto al sentido de la vida condiciona el funcionamiento de estas vías que pueden ser muy poderosas estando en positivo, como muy destructivas en negativo. De ahí la importancia de trabajar sobre el descubrimiento y fortalecimiento del sentido y sobre el bien-estar interno, porque esto impactará positivamente en el funcionamiento de nuestra memoria, percepción e imaginación, tanto en nuestra vida diaria como en lo que proyectemos para el futuro.
¿QUE RELACIÓN TIENE LA UNIDAD INTERNA CON EL SENTIDO DE LA VIDA?
Lanzarse hacia un futuro mejor buscando construir una vida más plena, o un mundo más humano, requiere impulsarse desde una suerte de plataforma interna. Si esa plataforma es sólida el impulso será potente y de largo aliento. Si esa plataforma estuviera resquebrajada el impulso podría incluso pulverizarla dejándonos en el vacío interno. Esa plataforma se refiere a la unidad o fragmentación de nuestra vida pasada, de nuestra psiquis, de nuestra síntesis de todo lo vivido hasta el momento actual previo a decidirnos por impulsar un cambio importante y positivo en nuestra vida y en la de quienes nos rodean. 
Las experiencias sufrientes y traumáticas del pasado evitan la unidad, mientras que las experiencias y memorias positivas, o bien positivizadas, del pasado crean unidad y progresivo orden interno.
También los juicios de valor negativos y auto-flagelantes sobre nuestras decisiones y acciones pasadas evitan o rompen la unidad. Mientras que los juicios de valor positivos que realicemos -entendiendo el contexto en el que nuestras decisiones se vieron condicionadas por diversos factores sean propios o ajenos- crean unidad a partir de la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
La incapacidad de expresar y compartir con otros esos momentos sufrientes del pasado evitan la unidad cargando o sosteniendo la carga negativa de esa memoria. Toda chance de compartir y analizar con otra persona esas memorias negativas que sin herirnos ni juzgarnos pueda empatizar con nuestra historia para permitirnos sacarla a la luz, crea unidad.
El maltrato al cuerpo como forma de evadir las grandes decisiones de fondo evita o condiciona la unidad, mientras que el cuidado del cuerpo y la búsqueda de un equilibrio es parte clave del camino de la superación del dolor físico y el sufrimiento mental.
Las acciones en el presente carentes de toda coherencia entre el pensar, sentir y actuar impiden o rompen la unidad, mientras que el esfuerzo por tomar mejores decisiones alineando positiviamente lo que se piensa, se siente y se hace produce y fortalece la unidad interna en las acciones del día a día. A estas acciones con coherencia interna que producen un bienestar se las puede denominar como “actos unitivos”.
¿QUE SIGNIFICA SINTETIZAR EL PASADO?
Es importante rescatar todo lo positivo que nos han dado, todo el esfuerzo que la familia ha aplicado en nosotros (aún entre sus condiciones y limitantes). Las familias nunca son perfectas, los padres y los padres de nuestros padres son gran parte de nuestra herencia, tanto genética como actitudinal, y tan importante como sintetizar nuestro sentido de vida es sintetizar nuestro pasado para sacar la mejor conclusión posible, una conclusión positiva a pesar de los avatares que nos hayan tocado vivir. De lo contrario puede resultar difícil proyectarse hacia el futuro y buscar, con mayor libertad y liviandad de ‘equipaje interno’ un sentido de vida que nos succione hacia ese futuro que debemos sentirlo abierto, lo más abierto posible. Por el contrario, una mala síntesis del pasado teñirá nuestro futuro y lo cerrará, u opacará, haciendo de esta tarea un camino escabroso. Si este último es tu caso o el de una persona cercana, es posible que haga falta pedir ayuda, y hablar mucho de todos estos ‘nudos biográficos’.
Los problemas del pasado, de esa ‘mochila interna’, no pierden peso específico por negarlos o pretender olvidarlos. Pierden poder sobre nosotros al comprenderlos en su raíz, al reconciliarnos con nosotros mismos y las personas involucradas. No debieramos auto-flagelarnos ante los errores cometidos porque estabamos entre condiciones que debemos descubrir. Tampoco buscar culpables afuera. Debemos abstraernos, quitarle carga emocional, mirar toda la situación, todo el cuadro, con la mayor amplitud que nos sea posible, intentando a su vez perdonar a aquellos que nos produjeron un daño que condujo a un condicionamiento en el presente.
Si nuestro pasado lo entendemos como nuestra plataforma de lanzamiento hacia el futuro y hacia ese sentido de vida más elevado, cuanta mayor sea la unidad interna mayor será la capacidad de sostener ascendentemente nuestra acción en el mundo. Podemos resolver el pasado mientras actuamos ahora, absolutamente. No es una cuestión de “el huevo o la gallina”. Mientras avanzamos iremos curando, entendiendo, analizando y llevando luz a aquellas áreas oscuras o fragmentadas de nuestro pasado. Hay personas de todos los tipos, y habrá quienes puedan bloquear sus peores momentos del pasado y aún así descubrir y llevar adelante un sentido de vida que los complete. Para muchos, no será posible, y ahí la meditación así como el hablar y contar repetidamente esas situaciones dolorosas del pasado a cuanta persona nos preste el oído ayudará a quitarle esa carga negativa.
UNA BREVE SÍNTESIS Y ANÁLISIS DEL CONTEXTO QUE NOS TOCA VIVIR
Entendiendo que la violencia interna, interpersonal y social hacen mella constante sobre nuestra propia construcción como individuos, como familia y comunidad, es que no podemos abstraernos del complejo contexto que nos toca vivir. A pesar de todas estas complejidades y situaciones es posible constuir y aportar un cambio positivo en el mundo.
Es importante entender que somos seres sociales viviendo en comunidad, y que no podemos abstraernos de nuestro medio social. Por esta razón es posible que tropecemos en esta construcción interna y externa múltiples veces. Algunas por errores propios, pero muchas otras por situaciones que escapan a nuestras decisiones y control. Por eso es altamente importante ser, para con nosotros mismos, los mejores amigos posibles, tratándonos bien, amablemente, tenernos paciencia, y buscar tiempo y espacio para meditar sobre nuestra vida y la dirección que estuviera tomando.
Recordemos siempre preguntarnos si a medida que pasa el tiempo crece crece la felicidad o el sufrimiento en nosotros y en quienes nos rodean.
Y no olvidemos que dar es tanto o más importante que recibir.  Gran parte de la unidad interna tiene relación con el dar y con la coherencia que provee la “regla de oro” de tratar a los demás como quisieramos ser tratados.
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Un fuerte abrazo!     Juan E. Drault
Bibliografía: muchos conceptos vertidos en este artículo surgen de las lecturas y prácticas propuestas en las obras de Mario Luis Rodriguez Cobos (Silo).